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Frente a la lente de la cámara,
Sergio Ospina
reivindica su condición de artista plástico.
Intenta sumergirse entre las nubes borrosas
para enfocar y explorar los paisajes inverosímiles
de la mente que sueña y después,
analizar tras el revelado,
su interpretación del misterio
en el valor simbólico
de cada imagen.
La atención se dirige hacia la vida interior,
hacia una necesidad mística,
donde el artista ha encontrado cabida
a través su intuición,
donde todo se mueve,
todo se transforma
y luego pasa.
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